lunes, 22 de junio de 2009

De otros lares... Aguascalientes.

planchar

A diferencia de su sentido literal -pasar la plancha caliente sobre la ropa- y el sentido doble que se le da en muchas otras partes -tener relaciones sexuales-, en esta región planchar se utiliza como sinónimo de tener una cita amorosa inocente, de manita sudada: "Mi novia y yo fuimos a planchar a la Plaza de Armas el domingo".

Algarabía #57, pag.: 30

La fresez...

El término fresa tiene muchas acepciones. Una de ellas se refiere a aquella persona que no tiene idea de nada, que no entiende mucho, que es superficial y no profundiza en las cosas, que no sabe dónde está parado ni conoce el mundo que lo rodea; según esta definición, son fresas aquellas personas que tienen miedo de perder su estatus y por lo tanto viven en una burbuja de la cual no quieren salir. Su forma de hablar y de reaccionar son muy características y sobre ellas versan las anécdotas que a continuación se presentan.

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Un amigo de la universidad se quería hacer el entrón para que no se notara que era fresa; él decía que comía en puestos de la calle y que no le hacía el feo a las víceras y fritangas. Un día, después de clases, fuimos a echarnos unas quesadillas a un lugar que, según el, conocía. Cuando llegamos, cada quien pidió las suyas -de huitlacoche, chicharrón prensado, flor de calabaza, queso, etcétera-, y cuando le tocó su turno, él, muy seguro, pidió unas de sesos diciendo: "A mí me da dos de cerebro".

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Íbamos una amiga y yo al cine, y ella pasó por mi en el coche último modelo de su papá -que tenía mucha lana-, que se lo había prestado con la condición de que le pusiera gasolina y pidiera factura. Fuimos a la gasolinera, llenó el tanque y pidió la factura. El dependiente saco su block de facturas y una pluma, y le preguntó: "¿Razón social?", a lo que ella contestó con el típico tonito: "Alta".

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Una preparatoriana andaba con un chavo un poco más grande que ella que acababa de entrar a la universidad. En una reunión, una de sus tías le preguntó: "Oye, ¿que tu novio ya es universitario?" Y ella le contestó muy molesta: "para nada, va en la ibero...".

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Estaba mi sobrino en la biblioteca de la Universidad Iberoamericana haciendo una consulta junto con un amigo suyo. Este último veía con interés que una chava tecleaba desesperada su lap top, probablemente buscando alguna información en internet. Un rato después, la chava se levantó de su asiento y, acercándose al amigo, le preguntó: "Oye, disculpa, ¿tu sabes como se escribe Popol Book?".

Sección "de boca en boca" Algarabía #57
pp.: 73-73.